Cuántas veces nos hemos preguntado qué podemos hacer para poner nuestro granito de arena en la resolución de una injusticia social que afecta a nuestro entorno. ¿Protestar? ¿Donaciones? La compositora y violonchelista islandesa Hildur Guðnadóttir, del popular grupo Múm, nos ayuda con un conmovedor manifiesto en Facebook y una canción. (Foto: musikprotokoll.orf.at)
No es nada nuevo que nos quejemos de las injusticias que nos rodean pero, ¿tomamos conciencia realmente de en qué medida nos afectan? ¿Nos conmovemos? ¿Nos solidarizamos más allá de la palabra? Estas preguntas cobran sentido, aún más, en un mundo superconectado a través de las redes sociales; unas redes que influyen en la opinión pública e incluso en las decisiones de los que mandan.
Por eso nos ha llamado la atención el post que hace unos días colgó en su Facebook la compositora islandesa Hildur Guðnadóttir, miembro del interesantísimo grupo islandés de experimentación musical Múm, del que hemos hablado en nuestro blog y que ha sonado ya varias veces en nuestro programa de radio.
Nos resulta interesante porque hila tres temas de injusticia social en diferentes ámbitos: la polémica de los niños albaneses en Islandia, la crisis de los refugiados de las guerras de Oriente Próximo y el escándalo de los Papeles de Panamá. Hildur Guðnadóttir traslada estas tres injusticias al ámbito puramente subjetivo, y lo hace de tal forma que resulta universal a todas luces.
Junto al manifiesto, la artista ha hecho pública una canción que creó como consecuencia de lo que estos acontecimientos le inspiraron: «Fólk fær andlit», «La gente tiene caras». Música con la que nos invita a que nos pongamos en marcha y aportemos nuestro granito de arena, cualquiera que sea, para intentar poner solución a estos conflictos que afectan a millones de personas, concretamente para ayudar a los refugiados de las guerras en Siria, Irán y Afganistán.
Hemos traducido el manifiesto al castellano (puedes leer aquí el original en inglés) y nos gustaría que lo leyeras mientras escuchas la canción de la que Hildur habla en el mismo:
En diciembre de 2015 se sucedieron una serie de acontecimientos en Islandia que nos tocaron la fibra a muchos de nosotros. Niños albaneses con enfermedades terminales fueron deportados desde Islandia junto a sus familias, a las que se les había denegado os permisos de residencia.
Hemos estado al tanto del terror en Siria desde hace 5 años. Hemos visto cuerpos inertes de niños empujados por la marea hacia las orillas después de que intentaran escapar de los horrores trágicos de la guerra junto a sus familias. Vemos cómo miles de refugiados resisten en los llamados «campos de refugiados» en Grecia. Gente que ha arriesgado sus vidas para escapar de una guerra son confinados en condiciones totalmente inhumanas. Sería más cercano a la verdad decir que están siendo tratados como prisioneros. Esta situación ha durado tanto tiempo y con el sufrimiento de tanta gente que probablemente nos sentimos sin poder alguno para combatirla. Sentimos que sucede muy lejos de nosotros y que seguramente otros irán a rescatarlos.
Cuando ocurre en la puerta de nuestra casa que niños enfermos terminales son deportados a un lugar en el que seguramente no recibirán la asistencia médica necesaria para que sigan vivos no podemos contenernos más. Lo reprobamos con fuerza. Nos mantenemos unidos y no cedemos hasta que esos niños sean traídos de vuelta a puerto seguro.
Resultó angustioso ver la serie de acontecimientos que se sucedieron en Islandia el pasado mes de diciembre. Cómo la gente se dividió en dos opiniones opuestas, a favor o en contra. De los innumerables informes y artículos que leí en relación a estos sucesos, dos me llamaron especialmente la atención.
La ministra del Interior declaró: «Siempre me resulta extremadamente complicado cuando ponemos cara a estas personas.» No dejaba de pensar qué era tan complicado. Quiénes eran «estas personas». Dónde se encuentra el límite que desata nuestra compasión. Cuál es el momento en el que las caras de esas personas se convierten en algo incómodo. La otra cosa que me afectó fue una viñeta de Lóa Hjálmtýsdóttir. En ella decía (a los niños albaneses enfermos) «lo siento, mi pequeño amigo». Esto se me quedó. Quise tanto decir «lo siento» a todas «esas personas» a las que tanto nos cuesta poner cara… Disculparme por seguir manteniéndonos tan pasivos. Sentirlo por tratarlos de una forma tan horrible.
Soy totalmente consciente de que no puedo cambiar el mundo yo sola. Pero puedo hacer música y mover al que la oye a que se pregunte dónde se encuentra el límite de su compasión y tome partido. Si decides posicionarte del lado de la humanidad sin límites, te pido que actúes consecuentemente y tomes medidas para apoyar a los miles de refugiados que se han visto forzados a dejar sus casas. Puede ser en forma de ayuda económica (grande o pequeña), petición de firmas, donaciones de comida o ropa o simplemente compartiendo este mensaje para que cada vez más gente se ponga en acción. Lo que sea. Pero no dejes de hacer algo. Esta guerra dura ya 5 años y no hay una resolución a la vista. Hay tantas cosas que podemos hacer para ayudar a «esas personas». No están tan lejos.
Grabé esta pieza musical el pasado diciembre. Ironías del destino, 3 meses después van aflorando otro tipo de caras. Las caras de personas que han ocultado sus negocios en todo tipo de paraísos fiscales. Una de ellas es la de la ministra del Interior, la misma que pronunció esas palabras que me inspiraron esta canción. Quiero dejar muy claro que este tema no supone una crítica personal hacia ella, su trabajo o sus negocios. Estoy convencida de que sus intenciones son buenas. Simplemente su comentario me hizo pensar. Pero sí que puedo apoyarlo cuando observo el rídiculo caos y la falta absoluta de arrepentiemiento que se ha demostrado desde la salida a la luz pública de los «Papeles de Panamá» por parte de «aquellas personas» que tienen cara: también encuentro «esto» extremadamente difícil.
Por eso espero que podamos mantenernos unidos y conseguir llegar a un puerto seguro, a salvo de la manera de gobernar y de las políticas de nuestro actual Gobierno.
Con esperanza,
Hildur
Tras el manifiesto, ofrece varios links para que nos pongamos en acción en cuanto al tema de los refugiados. Links específicos de Amnistía Internacional, Unicef, Médicos Sin Fronteras y un práctico artículo del periódico inglés The Independent.
Estoy pidiendo en mis redes lo mismo: ¡por favor, hagamos algo, ayudemos!
Ya mismo lo comparto. ¡GRACIAS! Una vez más, un placer encontrarme con una entrada de calidad.
¡Abrazos!
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