Sonidos de Noruega

Foto: Conmisojos

¿A qué suenan las calles de Oslo? ¿Y las montañas de bergen? viajamos a las dos principales ciudades noruegas a través de sus sonidos.

Desde que en diciembre de 2017 visitamos Estocolmo para grabar los sonidos de la Navidad en la ciudad (puedes escucharlos en esta edición especial de nuestro programa de radio), sentimos la necesidad de repetir la experiencia. Casi dos años después volamos hasta Oslo, grabadora y cámara en mano, para crear una guía turística sonora de Noruega. Además de la capital, visitamos Bergen, al otro lado de los fiordos. Y llegamos hasta allí en tren siguiendo la línea del Bergensbanen, uno de los recorridos ferroviarios más bonitos del mundo. Como siempre, las páginas sonoras de esta guía de viajes vienen acompañadas de música. A lo largo del programa podrás escuchar el pop más actual del país escandinavo, con canciones de Sigrid, Aurora, Razika, Sondre Justad, I See Rivers, Karin Park y muchos más. Dale al play, cierra los ojos… ¡y déjate llevar!

Como podríamos escribir páginas y más páginas sobre nuestra visita a Noruega con nuestro ‘partner in crime’ del viaje, el fotógrafo y diseñador Fernando Sánchez alias Conmisojos, hemos decidido hacer un resumen confeccionando el top 9 de lugares o experiencias que no te puedes perder si viajas a Oslo o a Bergen.

9. Norsk Folkemuseum

Registrando sonidos en la zona del Norsk Folkemuseum dedicada al Oslo decimonónico Foto: Conmisojos

Estocolmo y Oslo no comparten muchas similitudes, más allá de que son dos capitales nórdicas. Sin embargo, llama la atención que ambas cuentan con una «Isla de los Museos». Como Djurgården en la capital sueca, la isla de Bygdøy se encuentra a las afueras de Oslo. En realidad se trata de una península en el fiordo plagada de viviendas unifamiliares de madera, algunas de ellas auténticas mansiones centenarias ocultas entre el espesor de los árboles. Aún así, lo que hace conocida a Bygdøy son sus museos, alguno de ellos figuran entre los más visitados de la ciudad: el Museo de los Barcos Vikingos, el Kon-Tiki, el Museo Fram y el que hemos visitado y registrado con sonidos e imágenes: el Museo de la Historia Cultural Noruega.

Fundado a finales del siglo XIX, el Norsk Folkemuseum es un centro expositivo al aire libre. Cuenta con más de 160 edificios auténticamente históricos de toda Noruega trasladados hasta Bygdøy y agrupados por regiones y épocas históricas, desde 1500 hasta mediados del siglo XX. Su función es mostrar in situ cómo han vivido los noruegos a lo largo del tiempo, cómo se han adaptado a la abrupta geografía de la zona y cómo fue llegando la modernidad en paralelo al resto de Europa y América del Norte. Almacenes, tiendas, viviendas… algunas de ellas visitables y repletas de muebles de cada época. Cruzar los tornos de acceso al museo es como hacer un auténtico viaje en el tiempo.

Iglesia de madera de Gol. Foto: Alberto Baeyens

La joya de todo el conjunto es la iglesia negra de Gol, escondida entre abetos sobre una colina en la zona de edificios medievales de la zona rural de Telemark. Por orden del rey Óscar II, que compró la propiedad, fue desmontada de su ubicación en Gol, a 200 km de Oslo, y trasladada hasta el museo en 1885. El edificio medieval original sufrió diversas modificaciones desde su construcción en 1200. En el museo, el arquitecto real trató de suprimir esos añadidos y reconstruir la parte medieval a imagen y semejanza de la iglesia de madera más conocida, la de Borgund. La experiencia de atravesar la puerta occidental con sus dragones tallados (estos sí que son originales de 1200) y adentrarse en la oscuridad y el silencio de la iglesia fuera de la temporada turística, sin más visitantes a nuestro alrededor, supone toda una experiencia mística difícil de olvidar.

Puedes escuchar a qué suena todo este paseo a partir del minuto 8:40 de nuestro programa.

8. Ópera de Oslo

Foto: Conmisojos

El proceso de su construcción estuvo rodeado de polémica por su elevado coste, los desfases presupuestarios y los retrasos a la hora de terminar el edificio. Sin embargo, desde que se inaugurara en 2008, la Ópera de Oslo se ha convertido en el icono arquitectónico de la capital noruega. Inspirado en un iceberg que sobresale del fiordo, este impresionante monumento de madera, cristal y mármol de Carrara no solo sirve como sede de varias orquestas y auditorio de conciertos y óperas; también es un mirador de varias alturas sobre la ciudad, ya que se puede caminar, subir y bajar por casi toda su superficie exterior.

Estuvimos visitándolo durante la primera jornada de nuestro viaje, cuando ya había anochecido y lo cubría el hielo y la nieve. Y también el penúltimo día bajo un sol radiante. Tuvimos la sensación de encontrarnos ante dos edificios totalmente diferentes por la incidencia de la luz sobre el mármol y el reflejo del agua en los cristales. ¡Parece que la inversión millonaria de este proyecto diseñado por el prestigioso estudio noruego de arquitectura Snøhetta ha merecido la pena! Por cierto, en la primera foto de la galería, a la izquierda de la Ópera, aparece el edificio de la Biblioteca del Futuro de Oslo, una iniciativa espectacular de la que ya te hablamos en este mismo portal y que previsiblemente se inaugurará en unos meses.

La Ópera, en una gélida tarde de noviembre. Foto: Conmisojos
Valientes saliendo de la sauna, a punto de darse un chapuzón. Foto: Conmisojos

Nos llamó la atención la cantidad de pequeñas saunas flotantes amarradas a los muelles en los alrededores de la Ópera; pequeñas construcciones de madera y metal aisladas para el vapor… y preparadas para facilitar el baño de los «saunistas» en las gélidas aguas del fiordo. ¡No nos atrevimos a probarlo! Queda pendiente para otra ocasión.

7. Esculturas de Vigeland

Pasado el Palacio Real de Oslo se abre una enorme extensión arbórea que sirve de lugar de recreo y esparcimiento para los oslenses, el parque Frogner. Su punto más remarcable es la espectacular entrada, que rivaliza con la Ópera por el título de monumento más atractivo de la ciudad. Se trata de un paseo jalonado por multitud de esculturas humanas en bronce que termina en un impresionante monolito formado por otras tantas piezas escultóricas, esta vez en piedra.

El artífice de esta obra artística (podríamos decir que faraónica para ser realizada por una sola persona y un pequeño grupo de ayudantes) es el escultor Gustav Vigeland (1869-1943). Y no menos curiosa es la razón de la existencia de este gigante monumento al aire libre. En 1921, el ayuntamiento de Oslo decidió demoler el viejo taller de Vigeland para construir en su lugar una biblioteca y llegó a un acuerdo con el artista: el consistorio se comprometía a edificar otra nuevo estudio con vivienda incluida para él con la condición de que a su muerte lo «legara» a la ciudad, junto a toda su obra escultórica. Vigeland aceptó y dedicó los 20 años siguientes a crear más de 300 esculturas para ser expuestas en la entrada del parque Frogner. El espacio se divide en dos zonas: por una parte la de la entrada, con 57 esculturas en bronce que muestran diferentes momentos cotidianos de la vida, desde la infancia a la vejez. Cuerpos metálicos que ríen, juegan, se miran y hasta se enrabietan, como el Sinnataggen o «Gruñón», que se ha convertido en uno de los monumentos más populares de Oslo. ¿Serías capaz de encontrarlo si visitas en parque Frogner?

Por otra parte, después de atravesar el «bosque» de esculturas de bronce subimos las escaleras hasta Monolitten, un monolito de 17 metros en el que Vigeland esculpió 121 cuerpos en piedra amontonados unos encima de otros. El monolito es espectacular, pero de nuevo sentimos una experiencia «mística» al pasear entre los bloques escultóricos que lo rodean mientras subimos las escaleras. Dispuestos en forma circular y siguiendo el sentido de las agujas del reloj, las esculturas muestran la trayectoria de la vida humana, desde el nacimiento hasta la muerte.

Pasear entre las esculturas desnudas del parque de Vigeland te hará sentir como una especie de ‘voyeur’, presenciando escenas íntimas de personajes pétreos y broncíneos que parecen esconder vida bajo esa capa inerte.

Escucha cómo suena el Parque de Vigeland acompañado de música de Terje Isungset, compositor y multiinstrumentista, creador de la «música de hielo» al comienzo de nuestro programa.

6. «El Grito» de Munch

Foto: Conmisojos

Oslo es, sin duda, la ciudad de los museos ya que cuenta con más de 50, dedicados a todo tipo de cosas: cultura, historia, ciencia… hasta botellas en miniatura. Y como es una ciudad eminentemente moderna, muchos de ellos se encuentran en transformación constante, como la Galería Nacional (pendiente de una visita en próximos viajes, ya que seguro que merece la pena) y el Museo Munch, que en 2020 abre sus puertas en un nuevo edificio junto a la Ópera, diseñado por el estudio español Nieto y Sobejano. Aunque el contenedor actual no es ninguna maravilla, estamos entre los últimos visitantes en entrar en la que ha sido sede del museo durante los últimos 50 años, en el barrio de Toeyen. Y ha merecido la pena hacerlo para encontrarse cara a cara con ese cuadro que ha sido elegido como la segunda obra de Arte más famosa del mundo tras la Gioconda de Leonardo: hablamos de «El Grito» de Munch.

«Igual que Leonardo da Vinci estudió anatomía humana diseccionando cadáveres, yo quiero diseccionar almas, penetrar en el territorio místico del inconsciente.»

Edvard Munch

Aunque Munch realizó varias copias y versiones de «El Grito», el montaje expositivo de la que se encuentra en su museo de Oslo no decepciona. Situado en solitario, en una salita oscura y silenciosa, uno se lo encuentra paseando tras la sala principal, sin esperárselo.

¿Quieres saber cómo concibió Munch esta angustiosa obra de Arte? Escúchalo en sus propias palabras a partir del minuto 26 de nuestro programa.

5. Riberas del Akerselva

Foto: Alberto Baeyens

La capital de Noruega, como la mayoría de ciudades del país, se caracteriza por estar ubicada en el interior de algún serpenteante fiordo. Sin embargo, Oslo cuenta con otro accidente geográfico que en los últimos años ha sido sabiamente integrado en el entramado urbano: el río Aker, (Akerselva en noruego). A lo largo de 8 kilómetros, los senderos que bordean el Akerselva atraviesan Oslo desde los bosques montañosos del Norte hasta su desembocadura en el fiordo, cerca de la Ópera (¡siempre acabamos hablando de la Ópera!). Y ese camino, que encarecidamente te recomendamos recorrer y que se encuentra fuera del habitual circuito turístico, es como un espejo de la historia reciente de Oslo. Desde su pasado industrial a finales del siglo XIX hasta la reconversión de zonas antes marginales en coloridos y bulliciosos barrios rabiosamente modernos, como Grünerløkka o Vulkan, repletos de cafés, mercados gastronómicos, tiendas de segunda mano, librerías…

Si quieres escuchar el sonido del agua del Akerselva, ve al minuto 1:18:30 de nuestro programa.

4. Popsenteret, el Museo del Pop

Foto: Conmisojos

Paseando por la ribera del Akerselva hacia su desembocadura nos topamos con una placita de antiguos edificios industriales de ladrillo, actualmente ocupados por cervecerías, gimnasios y hasta un bar de pintxos donostiarras. Sin embargo, lo que llama nuestra atención es la entrada de un pequeño gran museo que aparece en menos guías turísticas de las que debería. Popsenteret cuenta con un recorrido expositivo vertical de cuatro plantas que se recorren de abajo a arriba y en el que descubrimos la casi inabarcable historia de la música popular noruega desde comienzos del siglo XX hasta nuestros días.

«En este museo hacemos partícipes a los visitantes del proceso de creación de una canción de música popular.»

Paal Ritter Schjerven, director de Popsenteret

Quien mejor puede explicar el contenido y el sentido de este espectacular museo es su alma mater, Paal Ritter Schjerven, con quien tenemos la ocasión de mantener una conversación telefónica. “Popsenteret es un museo de la música popular visto con gafas noruegas, es decir, que no solo trata sobre la música noruega sino también sobre cómo las tendencias europeas y americanas han influido en nuestros sonidos. Así que nuestro centro tiene dos pilares: los 110 años de historia de la música comercial en noruega y cómo cristalizaban aquí las modas de fuera.” La iluminación envolvente, las pantallas con imágenes de archivo de programas musicales de la televisión noruega y de conciertos y los paneles explicativos en noruego y en inglés (¡gracias!) nos hacen ir avanzando en la historia de la música y de los habitantes del país de una forma muy didáctica y atractiva.

No obstante, la interactividad es una de las principales características de Popsenteret. «En este museo hacemos partícipes a los visitantes del proceso de creación de una canción de música popular. Ellos mismos pueden rehacer a su manera alguno de los grandes éxitos del pop noruego”, nos explica su director. Y nos ponemos manos a la obra para comprobarlo. Mientras aprendemos sobre la influencia americana en el pop noruego de los 60 o la canción protesta en los 80, encontramos instrumentos musicales a nuestra disposición con auriculares y una pantalla en la que importantes figuras actuales de la música noruega nos enseñan cómo tocar e interpretar los acordes básicos de una serie de éxitos patrios. Podemos ir grabando nuestros propios sonidos en un archivo online que acabaremos recibiendo por email al final del recorrido, tras haber rediseñado la portada de nuestro propio single.

Una visita completa a Popsenteret puede durar de 2 a 3 horas fácilmente. Salimos a la hora del cierre, convencidos de que el pop noruego no tiene nada que envidiar a la todopoderosa industria musical de los vecinos suecos. Para muestra, nuestro propio programa, que está repleto de temazos indie, pop, folk y electro exclusivamente ‘made in Norge’.

Si quieres saber más sobre el museo, escuchar sus sonidos y terminar de enterarte de lo que su director nos ha contado sobre la importancia del pop noruego actual, ve al minuto 1:19:15 en el reproductor más arriba.

3. Fløyen

Foto: Conmisojos

A alguno le habrá llamado la atención que en el encabezado de este reportaje digamos que hemos visitado Oslo y Bergen y aún no haya habido ni rastro de la segunda ciudad noruega en nuestro top 9. Hay dos razones: en Bergen solo estuvimos un día y medio de nuestro viaje y queríamos reservarle las 3 plazas del podio porque sencillamente consideramos que es lo más bonito que vimos en la semana que anduvimos por ambas capitales.

Sin desmerecer a Oslo, Bergen nos ha cautivado tanto en su conjunto como en los pequeños detalles que descubrimos perdiéndonos por sus calles. El emplazamiento de la ciudad, incrustada entre siete montañas y las formas caprichosas de un profundo fiordo, hacen que mirar al horizonte se convierta siempre en un placer para la vista. Y empezamos la visita por el punto más alto, el mirador del monte Fløyen . Se encuentra a 320 metros de altitud desde la base de la montaña y sobre el casco histórico. Allí subimos en un funicular, el Fløibanen, que cubre esa distancia en tan solo 5 minutos después de haber realizado varias paradas. Las vistas desde el mirador, de 180 grados sobre toda la ciudad y el fiordo, son espectaculares.

Foto: Alberto Baeyens
Protagonista inesperada del atardecer desde Fløyen . Foto: Alberto Baeyens

Seguro que cualquier hora es buena para montarse en el funicular y disfrutar de las vistas, pero desde Hemisferio Boreal recomendamos encarecidamente hacerlo al atardecer, viendo cómo el sol se esconde entre las montañas.

Si quieres escuchar el murmullo de Bergen desde lo alto, pon nuestro programa en el minuto 54:45.

2. Las calles de Bergen

Foto: Conmisojos

Calles empedradas, coloridas viviendas de madera abigarradas en calles que dibujan líneas imposibles… Perderse por el centro de Bergen supone todo un placer para los sentidos. Nosotros lo hicimos un par de veces, por la mañana en un lado de la ciudad y al atardecer bajando por el lado contrario, desde el monte Fløyen. En estos paseos silenciosos, nos cruzamos con algunas miradas tras las cortinas de las ventanas. Los habitantes de los barrios más pintorescos recelan de un turismo creciente en el que se está convirtiendo en un destino de cruceristas.

Aunque muchas de estas calles son meramente residenciales y apenas cuentan con locales comerciales, de vez en cuando nos topamos con pequeños cafés (¡con un chocolate caliente delicioso!), jardines escondidos y alguna que otra tienda curiosa. En el paseo de la mañana, al otro lado del puerto, nos llamaron la atención varios edificios y facultades de la Universidad de Bergen, como el invernadero del jardín botánico y las espectaculares vistas al fiordo desde la cafetería de la facultad de Leyes.

El lugar más reconocible de Bergen es el conjunto de casas que forman el antiguo barrio pesquero de Bryggen, junto al puerto viejo. Creado en el siglo X, sus callejuelas de suelo de madera han sido pasto de las llamas en varias ocasiones y actualmente tiene el título de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Hablamos con uno de nuestros artistas musicales berguenses favoritos, dePresno, y nos recomienda precisamente que visitemos este lugar. «Se trata del sitio en el que uno de mis antepasados, Santos García de Presno Martínez, procedente de Presno, en Asturias (España) desembarcó en 1852 cuando solo tenía 16 años. Era su primer viaje a Noruega, de la mano de sus padres, para vender vino y pescado. Tras desembarcar en Bryggen, ellos siguieron camino por el Mar del Norte pero nunca regresaron, así que el joven Santos tuvo que buscarse la vida él solo en Noruega. En 1996, 144 años después, yo nací en esta ciudad manteniendo dePresno como mi nombre oficial». Una historia de puente entre dos mundos, el nórdico y el latino, que concentra la esencia de Hemisferio Boreal.

Las famosas casitas de Bryggen. Foto: Alberto Baeyens
Recorriendo las calles de madera de Bryggen. Foto: Conmisojos

Puedes escuchar cómo suena el suelo de Bryggen, la entrevista a dePresno y su música en el minuto 49:20 de nuestro programa de radio.

1. Viajar en el Bergensbanen

Foto: Conmisojos

En el mismo mes de diciembre de 2019, varias semanas después de que hayamos viajado a Noruega, la popular revista Lonely Planet se pregunta si la línea de tren que une Oslo con Bergen es el mejor viaje ferroviario de Europa. No podemos responder a esa cuestión, sencillamente porque nos quedan muchos países del continente por recorrer, y más aún en tren. Lo que sí tenemos claro es que las 7 horas de trayecto que duró el recorrido entre ambas ciudades es la mejor experiencia que hemos vivido en nuestra visita a Noruega.

Uno tiene la sensación de vivir un síndrome de Stendhal continuo dentro del Bergensbanen, sin poder quitar ojo de lo que aparece al otro lado de la ventanilla. La ruta se caracteriza por escalar desde el nivel del mar en Oslo hasta los 1222 metros de altura cuando atraviesa la meseta de Hardangervidda, lo que lo convierte en una de las vías más altas del mundo. Pero lo que más llama la atención al pasajero son los cambiantes paisajes, que pasan de los bosques nevados de altísimas coníferas hasta los fiordos, pasando por lagos y onduladas montañas cubiertas de blanco.

La sensación que vivimos dentro del tren supone una extraña mezcla: por una parte, la comodidad del propio convoy, con asientos grandes y espaciosos, máquina gratuita de café, té y chocolate a disposición de los viajeros, vagón restaurante y hasta otro adaptado como guardería para los niños; por otra parte, sentirse en medio de uno de los lugares más inhóspitos y recónditos del planeta en el que la Naturaleza indómita es la absoluta protagonista.

Sin duda, las 700 coronas (aproximadamente 70 euros) que costó el trayecto de ida y vuelta de Oslo a Bergen son la mejor inversión que puedes hacer si viajas a Noruega. Recomendamos hacer la ruta en otoño-invierno para disfrutar de los paisajes nevados, eso sí, teniendo en cuenta que el trayecto son 7 horas y que a partir de las 3 de la tarde anochece (así que merece la pena madrugar para hacer el recorrido antes de que oscurezca).

Te recomendamos escuchar los sonidos que grabamos dentro del tren a partir del minuto 38 de nuestro programa de radio.

Este ha sido el top 9 de nuestros lugares favoritos de Oslo y Bergen, pero ni que decir tiene que la lista es mucho más amplia. El sabor de boca tras el viaje ha resultado ser gratamente sorprendente. Quizás las expectativas no eran muy altas, puesto que lo que más nos decían los amigos que habían estado antes es que las ciudades noruegas son aburridas, muy caras y con poco patrimonio interesante. Pues bien, la sensación en Oslo y en Bergen ha sido muy diferente. Sí que es cierto que, por el momento, Noruega es el país nórdico que hemos visitado con los precios más elevados (a falta de Finlandia, que aún nos falta por conocer). Sin embargo, viajar fuera de temporada ha hecho que los alojamientos resultaran mucho más baratos de lo esperado y con muy buenos buffets de desayuno con los que poder alimentarse para casi todo un día. Y sí, el invierno noruego tiene que ser muy duro para los que viven habitualmente en el país, pero puede resultar muy atractivo para unos días de turismo, por la posibilidad de ver los paisajes nevados y quién sabe si alguna aurora boreal que a veces se escapa tan hacia el sur.

Os hemos enseñado las dos ciudades nórdicas a través de sus sonidos y de algunas fotografías, pero… ¡aún hay una sorpresa final! Este vídeo resumen con espectaculares imágenes en movimiento grabadas por Fernando Sánchez ‘Conmisojos’.

7 comentarios sobre “Sonidos de Noruega

  1. ¡Alucinante! Como siempre una experiencia que merecerá la pena leer, ver y escuchar más de una vez, con calma y dejándose sorprender.
    Una manera brillante de dejarnos compartir con vosotros paisajes, sonidos y gente.
    ¡Enhorabuena!

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