La suya es una de esas carreras periodísticas íntimamente ligadas a los viajes, como la de Javier Reverte, Dominique Lapierre o incluso Hemingway. Ha escrito reportajes sobre diferentes lugares del mundo para publicaciones como National Geographic o Lonely Planet. En 2012 reunió en su quinto libro, ‘Groenlandia cruje (y tres historias islandesas)’, las experiencias vividas en la zona más desconocida y salvaje del Atlántico Norte. Ander Izagirre nos concede unos minutos para hablar de esa enorme isla, imperio del hielo y la desolación, marcada por la impronta de la cultura inuit.
Ha escrito sobre niñas que se dejan la vida trabajando en las minas de Bolivia, de unos guaraníes amantes del fútbol y hasta de campesinos sicilianos que se rebelan contra la Mafia. Y lo mejor es que lo ha hecho viviéndolo in situ. En este sentido, el periodista/viajero donostiarra Ander Izagirre visitó hace varios años Groenlandia por un motivo muy curioso. «Mi amigo Josu Iztueta había atravesado la isla esquiando en 1988 y me propuso, 20 años después, ir a repartir unas fotos que él había tomado allí, en el colegio del que partió su expedición». La idea en sí resulta atractiva: ¿Qué habrá sido de esos niños, habitantes de un territorio tan hostil? «Fue además una excusa genial, en mi caso, para conocer Groenlandia. Lo de las fotos nos abrió las puertas de muchas familias», una buena forma de contactar con gente con la que poder hablar en primera persona sobre la vida en la gran roca congelada.

Su experiencia, lo que vio y le contaron allí, lo plasmó por escrito. «‘Groenlandia cruje’ es una recopilación compuesta por un reportaje largo que se llama también así, y otros tres textos más breves sobre Islandia que habían sido publicados en diversos medios de comunicación». Aunque son historias independientes comparten cierta «lógica geográfica ártica» (como el propio autor indica), así que la editorial eCícero decidió en 2012 publicarlas en un mismo volumen, en formato ebook y en papel.
«Vimos una sociedad que ha dado un salto enorme en solo tres generaciones»
Llama la atención el título. Nos viene a los oídos el sonido de una superficie helada rompiéndose bajo nuestros pies. «Groenlandia cruje en dos sentidos. Uno, porque fuimos en mayo, época en la que el mar de la costa este se encuentra todavía congelado pero ya empieza a fundirse. Con las mareas comienza a crujir el hielo y a derretirse el océano». Sin embargo, la isla cruje también en un sentido más trascendental. «Conocimos a gente de unos 50 años que había nacido en familias nómadas de cazadores y pescadores y que ahora viven en un mundo conectado al resto del planeta, con internet, con turismo… Vimos una sociedad que ha dado un salto enorme en solo tres generaciones, de un modo de vida casi prehistórico a la globalización». Esa evolución tan radical ha provocado grandes desequilibrios en el pueblo inuit. «Ha creado problemas sociales graves, de gente descolocada, de oficios antiguos que ya no tienen mucho sentido, gente sin muchas perspectivas. Todo eso ha acabado derivando en violencia, alcoholismo y una tasa de suicidios disparada, en gente con problemas para ubicarse en un mundo que ha cambiado muy rápido».
Leyendo las páginas del libro, llama la atención cómo esa realidad dura y a veces sórdida puede tener cierto toque poético, o hasta de realismo mágico, por ejemplo cuando se describe cómo tras el deshielo aparecen todo tipo de objetos que han permanecido sepultados bajo la nieve durante meses. El estilo que imprime Ander Izagirre a sus textos no tiene requiebros retóricos pero sí un mensaje muy potente. «Simplemente escribí las historias que conocimos allí. Es cierto que los paisajes son muy llamativos para nosotros: un mundo de hielo y piedra, algo como muy primordial, básico y hostil. Quizás eso, y un modo de vida (para nosotros muy exótico) de gente acostumbrada a vivir en ese hielo da pie a recrearse en esa visión tan peculiar».

Así podemos conocer historias tan curiosas como la de los recolectores de latas de aluminio o (ya en Islandia, que eso es otro cantar) la del coleccionista de penes. Aún así, ha habido anécdotas que se han quedado fuera del libro. «En Groenlandia no hay agua corriente porque se congelaría. Los retretes van a parar a cubos. Cuando esos cubos se llenan hay que sacarlos y vaciarlos. En el municipio de Ammassalik (al sureste de la isla), pudimos ver el servicio público de unos hombres que iban casa por casa recogiendo los cubos y cargándolos en un pequeño camión. Me pregunto qué hacen con eso. ¿Lo tirarán al mar?» Y añade que «historias como esta sirven para ilustrar una sociedad que para nosotros es extraña; pequeñas preguntas cotidianas tan básicas como saber qué hacen con la ‘mierda’ en Groenlandia».
Queremos terminar con el comienzo del libro, no sin antes agradecer a Ander Izagirre, este viajero y periodista donostiarra que asegura «escribir con los veinte dedos» y que ha recorrido España montado en una vespa, que haya tenido la amabilidad de relatarnos en primera persona lo que vio en Groenlandia y que nos haya contagiado su pasión por contar qué pasa en el mundo.
«Todos tenemos en casa un mapa del interior de Groenlandia: basta con mirar un folio en blanco. En esta isla, del tamaño de cuatro penínsulas ibéricas, el 85% de la superficie está cubierto por una capa de hielo abombada que alcanza los tres mil metros de altitud, un paisaje sin referencias ni refugios.»
Puedes escuchar la entrevista íntegra en nuestra entrega radiofónica dedicada especialmente a Groenlandia (con música de grupos de la isla) haciendo clic aquí.
El programa mereció el premio a la Mejor Revista Radiofónica en la Bienal Internacional de Radio de México, entre más de un centenar de trabajos. Los galardones que concede la Bienal se encuentran entre los más importantes del mundo en cuanto a radio en español.
También puedes hacerte con un ejemplar de ‘Groenlandia cruje’ en ebook haciendo clic en la portada del libro:
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