Tradiciones nórdicas para empezar bien el año

Nochevieja - Hemisferio Boreal

Superstición para algunos, para otros simplemente una tradición cultural que se remonta siglos atrás. Te contamos las formas más curiosas de despedir el año y dar la bienvenida al siguiente en los países nórdicos. Todo acompañado de buena música para afrontar con gusto los próximos 365 días. (Foto: Getty Images)

En realidad no es más que otro cambio de hora, de minutos, pero cada 31 de diciembre el paso de las 23:59 a las 0:00 se convierte en 60 segundos mágicos de celebración, de éxtasis y tristeza, de sentimientos encontrados entre lo que hemos dejado atrás y lo que vendrá, de balance de los últimos 365 días. La Nochevieja es, sin duda, el momento más especial del año y queremos que la vivas con una banda sonora mágica. Canciones nórdicas para despedir el año y recibir con buena onda al que empieza, firmadas por Rasmus Brix, First Aid Kit, Chisu, Susanne Sundfor, Ida, Join The Riot y Monica Zetterlund.

¿Ya le has dado a «play»? Pues sigue leyendo, porque te contamos las maneras más curiosas en las que se celebra la Nochevieja en la zona nórdica, por si te apetece ponerlas en práctica allá donde te encuentres.

Islandia

Los fuegos artificiales iluminan Reykjavík en Nochevieja. Foto: Ragnar Sigurdsson
Los fuegos artificiales iluminan Reykjavík en Nochevieja. Foto: Ragnar Sigurdsson

Según la tradición, la última noche del año las vacas hablan, las focas toman forma humana y los elfos juegan cambiando casas y montañas de sitio. Los habitantes de Reykjavík cenan pronto en Nochevieja. Luego se abrigan bien para salir de casa y reunirse alrededor de alguna de las hogueras (llamadas «brenna») que organizan grupos de familias, amigos y vecinos. A las 22:30 todos vuelven al hogar para encender la tele y disfrutar de Áramótaskaup, el programa anual de humor que la televisión pública prepara para repasar lo que ha sucedido durante el año en Islandia y que cuenta con audiencias del 90% del share. La magia sucede después: Áramótaskaup acaba a las 23:30, y es entonces cuando toda Reykjavík se lanza a la calle para llevar a cabo el mayor espectáculo casero de fuegos artificiales del mundo. Casi 200.000 personas, cargadas con más de 500 toneladas de pólvora, queman sus fuegos en la única noche que el gobierno islandés permite hacerlo. Los beneficios de las ventas de tal cantidad de petardos y cohetes van a parar a la Asociación Islandesa de Rescates.

 

Estonia y Dinamarca

¿Quién paga los platos rotos cada Nochevieja en Dinamarca? Foto: Alice Hartley
¿Quién paga los platos rotos cada Nochevieja en Dinamarca? Foto: Alice Hartley

En ambos países las costumbres más curiosas de Nochevieja pasan por la cocina y la gastronomía. En Estonia, la última noche y el primer día del año son el paraíso de los golosos, un reto para los cocineros y un quebradero de cabeza para cualquier nutricionista. La tradición dice que, cuanto más se coma durante esta celebración, mejor resultará el año venidero. Concretamente, la cantidad de menús que el potencial afortunado debe ingerir varía entre 7, 9 y 12, números de la suerte en el país báltico. Por cada banquete consumido, la víctima ganará la fuerza (y el colesterol) de otros tantos individuos.

En el caso de Dinamarca, la Nochevieja es el terror de las vajillas. Aunque parece ser que esta costumbre ya está en desuso, la teoría dice que los daneses van guardando durante todo el año esa taza a la que se le ha roto el asa o el plato descolorido por el uso del jabón. La noche del 31 de diciembre, los estrellan frente a la puerta de las casas de sus amigos. Cuanta más vajilla rota encuentres en la entrada de tu hogar, más amigos tienes, más popular eres y más odio encontrarás por parte de los servicios municipales de limpieza.

 

Suecia y Finlandia

Brindando en Estocolmo antes de las campanadas de Skansen. Foto: helena Wahlman/imagebank.sweden.se
Brindando en Estocolmo antes de las campanadas de Skansen. Foto: Helena Wahlman/imagebank.sweden.se

En ambos países escandinavos, la costumbre que ha calado más profundo entre sus habitantes es la de escuchar poesía la última noche del año. Desde 1893, los ciudadanos de Estocolmo, celebran la Nochevieja en el museo al aire libre de Skansen. Momentos antes de las 12 campanadas, la atención se centra en los versos de un viejo poema que el inglés Lord Alfred Tennyson compuso en 1850, titulado «Sonad, campanas» y que el actor sueco Anders de Wahl comenzó a recitar en 1897 ante la multitud congregada para la fiesta. Desde entonces, muy pocos han sido los elegidos para continuar la tradición. Tras la muerte de Wahl en 1956, otros grandes nombres que han leído el poema son Georg Rydeberg (hasta su fallecimiento en 1983 y que puedes escuchar en nuestro programa especial Fin de Año) y Jan Malmsjö:

Despedid lo viejo, dad la bienvenida a lo nuevo, / Sonad, campanas felices, a través de la nieve: / El año termina, dejadlo ir; / Despedid la falsedad, recibid a la verdad.

Algo parecido ocurre en Finlandia momentos antes de la medianoche del 31 de diciembre. Desde hace muchas décadas, la radio pública emite los versos de un poema llamado «Hymyilevä Apollo» (Apolo sonriente), que uno de los principales nombres de la literatura finlandesa de todos los tiempos, Eino Leino, publicó en 1898. La composición trata sobre el amor, la naturaleza, la belleza y la identidad finlandesa, temas recurrentes en el arte de la época, en pleno proceso de independencia del país. Entre las voces populares que han recitado el poema en la Nochevieja radiofónica se encuentran Esko Salminen y Katja Kiuru:

Cuando los fantasmas aflijan tu mente ignorante, / entrégate al placer del amor / y desaparecerán. / Si, persistente, la oscuridad se amarra a tu alma, / entrégate al placer del amor / y desaparecerá.

 

Islas Feroe

Los habitantes de Vágur alrededor del barco en llamas. Foto: Eileen Sandá
Los habitantes de Vágur alrededor del barco en llamas. Foto: Eileen Sandá

Terminamos el recorrido en el pueblecito de Vágur, en las Islas Feroe, donde los habitantes se vuelcan en una mágica celebración de la Nochevieja. Cada 31 de diciembre, la oscuridad frente al océano se ve rota por una procesión de antorchas que cruza la población, recorriendo el trayecto que parte de un arco construido para la ocasión y que simboliza el año que termina, hasta otro del que comienza. Ambos ardiendo en fuego mientras los vecinos de Vágur pasan bajo ellos con sus teas encendidas. Tras cruzar la puerta del año nuevo, todos llegan hasta Trýkanturin, la plaza del Triángulo, en el centro de la cual se coloca un barco de madera, ya en desuso, que también acaba sucumbiendo bajo las llamas mientras la gente entona la canción tradicional «Tíðin rennur sum streymur í á», «El tiempo fluye como el agua de los ríos».

 

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