Hasta ahora, las revistas de chismes sobre personajes famosos no tenían nada que ver con los semanarios de literatura y crítica. Sin embargo, en Dinamarca acaba de ver la luz el primer número de ‘Texas Longhorn’, una revista que mezcla ambas cosas: forma de periódico sensacionalista y contenidos sobre creación poética, entrevistas con escritores o novedades literarias.
¿Quién no ha echado un vistazo a alguna revista del corazón esperando su turno en la peluquería o en la consulta del dentista?
Revistas repletas de famosos que abren las puertas de sus casas, personajes de la farándula que hablan de su intimidad, encuestas superficiales, titulares repletos de exclamaciones, colores chillones, ‘¡exclusiva!’, fotos robadas en la playa… Y, ¿quién no las ha criticado por su contenido?
Sin embargo, la innovadora editorial danesa Gladiator se ha aprovechado de ese formato tan exitoso para lanzar una publicación periódica sobre literatura. ‘Texas Longhorn’ (llamada así en honor a las vacas de cuernos largos, típicas de dicho estado norteamericano y por las que siente debilidad el editor jefe de la revista) mezcla humor, reportajes sobre libros, creación literaria, entrevistas a escritores y secciones disparatadas con titulares de grandes caracteres y enormes fotos, al más puro estilo de la prensa de cotilleos, que en Dinamarca lidera el tabloide ‘Se og Hør’ (‘Mira y Escucha’).

Antes de contarte más sobre esta interesante iniciativa, ¿te apetece escuchar algo muy creativo sobre libros y música? Con motivo del Día del Libro, hace un tiempo preparamos un especial sonoro con fragmentos ficcionados de grandes clásicos de la literatura infantil y juvenil nórdica de autores como Andersen o Astrid Lindgren, todo mezclado con preciosas canciones ‘made in’ Björk, Oh Land o Eivør relacionadas con libros. ¡Para que disfrutes como un niño!
Combinar el formato sensacionalista con contenidos literarios
Como informa el portal web de la televisión pública danesa DR, la nueva revista trata de acercar la literatura a ese ámbito del consumo rápido de prensa superficial. «Todos hemos experimentado la placentera sensación de hojear un ‘Se og Hør’ en la sala de estar aunque luego nos dé vergüenza reconocerlo. Ahora queremos combinar esa sensación con contenidos literarios», dice Jakob Sandvad, uno de los fundadores de ‘Texas Longhorn’.
De momento, la revista tiene carácter trimestral aunque nace con vocación mensual. Del primer número se han repartido 12.000 ejemplares de forma gratuita en todo tipo de establecimientos, desde cafeterías hasta bibliotecas. En sus páginas podemos encontrar textos de reputados escritores daneses, como Josefine Klougart o Jacob Skyggebjerg, y también nuevos talentos. Textos en prosa y poemas que tratan sobre deportes, física, reflexiones sobre moda o incluso el fenómeno ‘Bollywood’, todos ellos acompañados por muchas imágenes y grandes titulares.
Otro de los reclamos del primer número es un póster desplegable en las páginas centrales en el que no sale ni una modelo escasa de ropa ni el último fenómeno pop para «carpeteras», sino la Premio Nobel alemana de Literatura en 2009, Herta Müller. Y además, críticas de libros y curiosos reportajes con formato de formulario. «Lo admitamos o no, este tipo de diseño (de revista de cotilleos) resulta muy agradable. Es lo contrario a lo que cualquier diseñador diría que es agradable, pero funciona increíblemente bien», cuenta Jakob Sandvad a DR.

Y, en el fondo, eso es lo que importa a los creadores de ‘Texas Longhorn’: hacer llegar la literatura en todas su facetas a gente a la que, a lo mejor, no le atraen mucho los libros o que, sencillamente, no tiene tiempo para dedicar sus ratos libres a la lectura. Como señala la periodista Ulrikke Routhe-Mogensen en el diario Politiken, se trata de una revista que emplea con ironía el formato de la prensa sensacionalista «con un lenguaje rápido, estúpido, sin estilo» ofreciendo una alternativa a las sesudas, elitistas e intelectuales revistas literarias tradicionales.
El número 1 de ‘Texas Longhorn’ constituye un equilibrio entre diversión y seriedad, entre textos que hablan de la muerte o la esquizofrenia y un crucigrama medio resuelto o la transcripción de una charla más que sensual a través de un servicio de mensajería de teléfono móvil. «La literatura no debe ser algo que únicamente los profesores y los graduados de la literatura puedan decodificar», afirma Jakob Sandvad.
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