¿Existe la igualdad de género en el Norte de Europa? Las estadísticas dicen que mayormente sí, pero la realidad demuestra que aún queda mucho camino por recorrer para conseguirla. Es la idea de la que parten dos interesantes iniciativas relacionadas con la música y la tecnología en Suecia. (Foto: Kuriren/aloof.webblogg.se)
A finales de 2014, y preguntada por cómo será la política exterior de Suecia, la recién nombrada ministra de Asuntos Exteriores del país escandinavo, Margaret Wallström, respondía contundentemente: «feminista». Habrá a quien este discurso le parezca innecesario en un país que ocupa el cuarto lugar en el ránkin global de igualdad de género, elaborado por el Foro Económico Mundial (el resto del top 5 de la lista lo ocupan, por este orden: Islandia, Finlandia, Noruega y Dinamarca).
La ex-comisaria europea se refería, entre otras muchas cosas, al poco peso que actualmente tienen las mujeres en las negociaciones y conversaciones de paz para solucionar conflictos internacionales. No es el único terreno. Lejos de la política exterior, aún queda mucho por hacer para conseguir la igualdad en el ámbito de la cultura. Tras el lanzamiento de su noveno disco de estudio ‘Vulnicura’, Björk concedía una entrevista en la revista Pitchfork titulada «La mujer invisible». En ella, la artista islandesa destapaba una realidad que parecía superada en pleno siglo XXI. A pesar de haber creado y editado prácticamente toda su música, los nombres de sus colaboradores masculinos eventuales (en la producción o en la grabación de las canciones) son los que quedaban por delante de ella tanto para la crítica como para el público.

«Todo lo que un chico dice una vez, nosotras tenemos que decirlo 5…»
Cuenta Björk: «Cuando la gente no atribuye mi nombre a las canciones que he creado es por varias razones. […] Una de ellas es que muchas mujeres hemos tenido que hacer creer a nuestros compañeros que las ideas eran suyas y luego respaldarlos. […] Después de haber sido la única chica en diferentes bandas durante 10 años, aprendí que si quiero que mi idea llegue a buen puerto tengo que fingir que son ellos, los hombres, quienes la han tenido primero. […] Procedo de una generación en la que esta era la única manera de hacer las cosas. […] Quiero apoyar a las chicas que tienen alrededor de 20 años y decirles: No solo estás imaginando cosas. Es duro. Todo lo que un chico dice una vez, nosotras tenemos que decirlo 5″.
No solo estás imaginando cosas… Sino también haciéndolas. Es lo que plantean a muchas jóvenes dos iniciativas en Suecia. La primera de ellas es Popkollo, un campamento musical para chicas de 12 a 18 años. «Es mucho más común entre los niños que en las niñas hacer música y ser visto y oído en ese ámbito. En Popkollo queremos cambiar esto, que el sexo no suponga diferencias en el terreno de la creación musical», comenta a Hemisferio Boreal María Paganini, una de las trabajadoras voluntarias de esta actividad que comenzó celebrándose en la localidad de Hultsfred en 2003 con el soporte de la popular cantautora sueca Marit Bergman. «Estando de gira y al ver que los festivales solo contrataban músicos hombres, Marit Bergman se preguntó: ¿Dónde están las chicas? y se puso en contacto con la organización Rockparty que, sin vacilar, creó Popkollo en agosto de 2003″.

«¿Dónde están las chicas?»
En la primera edición, en Hultsfred, participaron 19 chicas. «Pasaron 10 días de ensayo, workshops, seminarios, juegos y baños en el lago y la visita de diferentes artistas y líderes musicales». Más de una década después, cientos de asistentes viajan a alguna de las 12 ciudades en las que Popkollo organiza sus campamentos, desde Malmö hasta Luleå. Algunas tienen conocimientos previos, otras no, pero todas comparten un especial interés por la música y sus entresijos. Popkollo les ofrece formación en diferentes estilos: electrónica, Hip Hop, RnB, metal, punk y jazz.
«Cada campamento tiene su esquema, pero en líneas generales se puede decir que en Popkollo se aprende a hacer música, escribir canciones, tocar nuevos instrumentos, producir beats, rap, conocer a nuevas amigas con el mismo interés musical y también a profesionales que comparten sus secretos y consejos con las participantes, graban en el estudio, juegan, comen junto a ellas…» nos comenta María Paganini.
Algo parecido se propuso a comienzos de 2015 la estrella sueca de la electrónica Robyn. Si el universo de la música sigue aún dominado por el sexo masculino, lo mismo ocurre con el cada vez más pujante ámbito de la tecnología: como deja claro el estudio del Foro Económico Mundial, en Suecia el porcentaje de hombres que emprenden carreras tecnológicas casi dobla al de las mujeres. Y en este sentido, Robyn pensó en hacer algo para que cada vez más chicas puedan estudiar en el prestigioso KTH Royal Institute of Technology de Estocolmo, después de que la institución otorgara su Gran Premio anual a la artista en septiembre de 2013.

«Dejamos a cada una que pruebe, experimente y juegue con cosas nuevas»
El 18 de abril de 2015, auspiciado por Robyn y con la colaboración, entre otras empresas, de Google y Spotify, se celebró por primera vez en Estocolmo Tekla Festival, una jornada a la que acudieron 200 participantes, seleccionadas entre 2000 aspirantes, para experimentar las infinitas posibilidades creativas del mundo tecnológico. Entre esas posibilidades se encuentra la de explorar la hasta ahora inexistente visión femenina de los videojuegos, terreno exclusivo masculino. El festival Tekla ofreció también talleres de producción musical, programación, hacking, privacidad online…
En declaraciones a la revista Pitchfork (en un extenso reportaje dedicado a Tekla y titulado «Qué ocurre cuando no hay chicos cerca»), Robyn responde: «Lo que ocurre entonces es una dinámica diferente; en una situación cualquiera, libera a las chicas de algunos comportamientos restrictivos. Aquí nos encontramos, extrañamente, en un grupo de chicas en el que dejamos a cada una que pruebe, experimente y juegue con cosas nuevas».
El primer festival Tekla abrió sus puertas con una actuación especial de Zhala, cantante, compositora, creadora y editora de todos y cada uno de los sonidos de sus canciones; un gran ejemplo para las participantes.
Terminamos volviendo a Björk, «La Mujer Invisible» que todos conocemos, que acababa sincerándose con esta afirmación: «Siento con rotundidad la tercera o cuarta ola feminista en el ambiente, así que posiblemente sea un buen momento para abrir un poco la caja de Pandora y airearla…»
Bonitas!!!
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