Hace falta darse una vuelta por las oficinas de empleo de algunos países del Sur de Europa para pulsar la realidad que vive buena parte de la sociedad occidental y desarrollada. Gente en chándal, caras sin afeitar, desidia ante la imposibilidad de encontrar trabajo, inocentes ilusiones de licenciados que piensan que sus estudios les van a ayudar a salir adelante… Para afrontar esta situación tan desagradable, recomendamos una buena dosis de las películas ácidas de Aki Kaurismäki. Todo mezclado con la mejor música nórdica.
Lleva casi 30 años tensando en sus películas las cuerdas de las clases sociales más desfavorecidas; afinando una guitarra cuyos sonidos fríos y desgarrados se diluyen en las calles de Helsinki. Un Helsinki húmedo y con cara de pocos amigos. El cine de Aki Kaurismäki siempre ha contado sin ningún tipo de artificio qué piensa, qué siente y cómo vive la gente que a duras penas llega a fin de mes. Los buscavidas. Los supervivientes. Hablando de estos temas cerramos la nueva entrega radiofónica semanal de ‘Hemisferio Boreal’, que puedes escuchar aquí.
Humor negro y ácido, un poco de drama, algún whisky que otro y mucho rock & roll
Encontrar trabajo se ha convertido en una meta casi inalcanzable para millones de europeos en los últimos años, aunque Kaurismäki lleva ya tres décadas filmando la dureza de la vida de las clases bajas, como la de la protagonista de «Nubes pasajeras» (1996), una camarera que ha de afrontar un duro despido después de años dedicados a la profesión. Kaurismäki aporta al espectador algo indispensable para sobrevivir, si no eres de esos a los que les van muy bien las cosas: humor negro y ácido, un poco de drama, algún whisky que otro y mucho rock and roll.
Si nada de lo anteriormente dicho funciona, ni el humor, ni el drama, ni la bebida ni el rock, siempre nos quedará clamar al cielo pidiendo ayuda. Es posible que los dioses del Valhalla nos ayuden, aunque seguro que hacen más caso si nuestra oración la acompañamos con música de Anna Thorvaldsdottir. Esta compositora islandesa, joven y de profundos ojos oscuros, teje sonidos del paisaje volcánico de su país y los convierte en inquietantes melodías que transportan al oyente a atmósferas líricas propias de otros mundos. Un ejemplo es «Heyr þú oss himnum á», que podemos traducir como «Escúchanos en el cielo», un antiguo salmo islandés que Thorvaldsdottir adaptó para cantos corales.

Propias de otro mundo, pero este electrónico, son las canciones creadas por el ingeniero de sonido lituano Vilius Tamosaitis, más conocido por su nombre artístico, Gerai Gerai. Con tan solo 28 años, Gerai Gerai se ha convertido en un imprescindible de la escena musical electrónica báltica. Tanto es así, que en 2012 recibió el Lithuanian Music Award al mejor debut, por su primer disco «My own religion». Gerai Gerai compone melodías que suelen ir acompañadas por una voz femenina, como la de Miss Sheep o, más recientemente, la de la cantante Kami.
El que busque sonidos más cercanos al pop puede encontrarlos en nuestra propuesta danesa de la semana: una voz masculina, guitarra y letras sobre el amor en su idioma natal. Esta es la carta de presentación de Rasmus Walter, un afamado cantante y compositor de Dinamarca que en 2010 decidió arriesgarlo todo marchándose del grupo de rock que lideró durante 10 años, Grand Avenue, y probando en solitario. Su disco de debut fue todo un éxito, y más aun el siguiente, «Lyge her lyge nu«, lanzado en 2012.

Antes de terminar, recordamos la intención inicial de este post (aliviar con música y cine nórdicos la desazón en la interminable búsqueda de un trabajo hoy en día). No es casual que el último consejo en forma de canción venga de la mano de Anna Ternheim, cantautora sueca afincada en Estados Unidos que flirtea constantemente con el country más auténtico. A pesar de su juventud, lleva a sus espaldas 4 discos y 7 EPs en inglés, con títulos tan sugerentes como «Lovers Dream & More Music for Psychotic Lovers». Con su guitarra a cuestas y su voz, Anna Ternheim recorre el mundo diciéndole a la gente que lo nuestro va a ser siempre «Caminar sin rumbo«.
In the black out of light / I found a rhyme on hope / In the corner of doubt / Someone left a word hanging on to me still. / Walking aimlessly / Walking aimlessly…