El arte nórdico de lo prohibido

JAANUS SAMMA - Hemisferio Boreal

Decía el pintor Paul Klee que «el arte no reproduce aquello que es visible sino que hace visible aquello que no siempre lo es». Y en ese sentido, en los pabellones que acogen la prestigiosa Bienal de Venecia 2015 encontramos un buen puñado de talentos nórdicos y bálticos que cuentan, a través del arte contemporáneo, eso que alguna vez  ha habitado en el terreno de lo prohibido: la homosexualidad, el erotismo, el feminismo…

La Bienal de Venecia constituye una de las exposiciones internacionales de arte contemporáneo más prestigiosas y mejor consideradas del mundo. Celebrada cada dos años desde 1895, sus diferentes espacios (muestras colectivas y pabellones de cada nación) acogen la obra de artistas reconocidos y otros nombres emergentes de todos los rincones del planeta.

En 2015 la Bienal se celebra de mayo a noviembre. Paseando por sus instalaciones nos hemos topado con las obras de varios artistas nórdicos y bálticos. Obras con un nexo común: todas ellas hablan al espectador de lo que en un tiempo estuvo prohibido, fuera de la ley, invisible.

La bandera sueca, protagonista de "in Every Step There is A Movement", instalación de Runo Lagomarsino. Foto: kunstkritikk.no
La bandera sueca, protagonista de «In Every Step There is A Movement», instalación de Runo Lagomarsino. Foto: kunstkritikk.no

Protagonistas invisibles para la sociedad, como los inmigrantes de la obra del sueco Runo Lagomarsino y temas tabú en el pasado como el que propone Petra Bauer. Graduada en la Academia de Arte de Malmö en 2003, Bauer es (junto con Meriç Algün Ringborg, Carsten Höller y el citado Lagomarsino) una de las artistas suecas seleccionadas para formar parte de «All The World’s Futures», la principal exposición colectiva de la Bienal de Venecia 2015. Para la misma, Bauer ha propuesto la proyección de una pieza audiovisual con imágenes de sufragistas suecas de finales del siglo XIX y de carteles anunciadores de mítines y reuniones informativas para luchar por los derechos de las mujeres en el país escandinavo, quienes tuvieron prohibido votar hasta 1919. «Los retratos fotográficos colectivos de estas mujeres sin ningún tipo de derechos tenían cierto carácter subversivo. En sí, suponían un acto de negociación política con el resto de la sociedad».

Si las mujeres eran invisibles en el terreno de los derechos hasta bien entrada la primera mitad del siglo XX, más duradera ha sido la prohibición de actitudes homosexuales en muchos países hasta hace poco tiempo. En este sentido, el artista estonio Jaanus Samma ha creado el proyecto «Not Suitable For Work. A Chairman’s Tale», expuesto en el Palazzo Malipiero de Venecia durante la Bienal y al que pertenece la imagen de portada de este artículo. Samma se ha dedicado desde 2007 a investigar historias y casos de homosexuales en Estonia durante la larga invasión soviética. A través de fotografías, sonidos, vídeos y documentos, la muestra traza la trayectoria vital bajo seudónimo de Juhan Ojaste, el director de un kolkhoz o comunidad granjera estonia, y que fue arrestado en 1964 y expulsado del Partido Comunista «acusado» de participar en actos homosexuales. A través de fotografías, documentos y sonidos, de la exposición se deduce que el arte supone la coexistencia de todas las diferencias, esas que, una vez, estuvieron prohibidas por ser consideradas peligrosas y perniciosas.

Instalación artística y sonora de Camille Norment en el Pabellón Nórdico de Venecia. Foto: Matteo da Fina/OCA
Instalación artística y sonora de Camille Norment en el Pabellón Nórdico de Venecia. Foto: Matteo da Fina/OCA

Y también algo prohibido (e invisible) nos enseña la noruega de ascendencia norteamericana Camille Norment, cuya obra «Rapture» (que traducimos como arrebato, éxtasis) ocupa todo el espacio del Pabellón Nórdico situado en los Giardini di Castello venecianos. Se trata de una instalación artística en la que lo fundamental son los sonidos que reproducen diferentes dispositivos distribuidos por toda la sala. La pieza sonora de la que pueden disfrutar los visitantes es una composición musical interpretada por la propia Norment con una armónica de cristal. Este llamativo instrumento, uno de los menos conocidos del mundo, fue ideado por Benjamin Franklin en el siglo XVIII tras asistir a un concierto de música con copas de vino en Cambridge. 

Esta peculiar armónica se compone de platos de diferentes tamaños atravesados por un eje al que el intérprete hace girar con un pedal. Con los dedos mojados de sus manos en contacto con los platos, el músico crea melodías con sonidos cristalinos. El instrumento tuvo su éxito, e incluso llamó la atención de Mozart que lo empleó para uno de sus adagios. Sin embargo, poco después su uso fue prohibido en muchos lugares por considerarse que tocarlo producía cáncer y saturnismo. Y escucharlo, según las autoridades del momento, podía llevar al éxtasis, que en el caso de las mujeres se convertía en placer sexual. Supuestamente, su sonido además asustaba a los animales, adelantaba los partos e incitaba a la locura.

En su instalación multisensorial de la Bienal, Camille Norment pretende estudiar qué sensaciones produce en los asistentes la reproducción de ese sonido musical antaño prohibido, en una interesante interacción entre arquitectura, espacio, arte, sonido y el propio cuerpo humano. Aquí puedes ver a la artista noruega interpretando una pieza de armónica de cristal en el Pabellón Nórdico de Venecia.

Las representaciones artísticas de Suecia, Estonia y Noruega no son las únicas de la Bienal que tratan de conmover al espectador a través de la exaltación de los prohibido y lo invisible. Letonia ha confiado su presencia en Venecia a los artistas Katrīna Neiburga y Andris Eglītis, cuya instalación «Armpit» (axila), transporta al visitante, como si fuera un voyeur, a los garajes privados de las viviendas letonas en los que muchos hombres se encierran y desaparecen durante horas para aislarse del mundo reparando sus coches, arreglando todo tipo de cosas y preparando material de caza o pesca.

 

Deja un comentario